6 abr 2011

CRÓNICA DE LA VISITA A LA BASE AÉREA DE MORÓN

Por Juan Manuel Sotelo

El 31 de marzo los alumnos de Tecnología de 4º de ESO hicimos una visita a la base aérea de Morón. Al llegar allí, pudimos ver cómo despegaban unos aviones de combate. Entramos en un edificio en donde nos pusieron un vídeo orientador de lo que íbamos a ver. Una de las cosas que nos dijeron es que la base está dividida en varias partes. Nos tocó ver la número 11 , cuyo lema era "Vista, suerte y al toro". Después, conocimos al soldado Rubén y al sargento Serrano, que nos djaron ver cómo era la cabina de un caza. Incluso nos permitieron sentir la sensación de estar dentro, y vimos los explosivos que tenía la cabina para cuando el avión sea derribado por otro, el piloto pueda salir.
Después de desayunar, nos llevaron a una zona donde la parte española de la base tenía dos tipos de aviones: el P-3 (de vigilancia costera, es decir, para detercart cayucos u otro tipo de embarcaciones) y el Eurofighter (uno de los más modernos de combate que existen). El P-3 puede alcanzar hasta 500 kms/h. y el Eurofighter alcanza los 1000 kms/h, dos veces la velocidad del sonido. También os dijeron que puede costar hasta 88 millones de euros, y que el combustible solo duraba un par de horas.
Luego, fuimos con un armero, que nos dijo que la pintura que llevaban los aviones no es una cualquiera, sino que es antiradárica, es decir, no detectabñe por los radares. también nos mostró el cañón, que podía llevar hasta 150 cartuchos. Uno de los aviones levaba un misil al que ningún avión se le podía escapar, ya que sigue el calor que desprende el avión.
También nos explicaron cómo repostaba un caza en pleno vuelo con una especie de manguera que se engancha a otra en un avión sisterna o madre.
Un poco después, fuimos a un lugar donde revisarban los motores de los aviones para comprobar su funcionamiento. El motor estaba metido en una sala insonorizada, con un ccristal para que se pudiera ver. Uno de los operarios abrió la puerta y lo spuso al mínimo para que escucháramos el ruido tremendo que hacía. Después, lo puso al máximo, pero esta vez con la puerta cerrada. Justo después, fuimos al lugar en donde se montan los motores, en donde había una grúa colgada del techo para transportar las piezas.
Finalmente, nos despedimos de ellos y nos obsequiaron con un bolígrafo y un poster.

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