24 jun 2011

16 jun 2011

Cuento

"Mi fé es mi escudo"



Soy Nicolas Ransten, un sacerdote que llevaba su vida tranquila con su familia y sin problemas. Bueno, solo uno, mi gobierno me ha encargado una misión, la de ir a Los Ángeles, California, a ir a investigar un suceso paranormal y sobrenatural; un edificio está en estado de cuarentena. Por lo que dicen, por allí hay personas poseídas por espiritus malignos. Me pondrán al mando de un comando formado por cuatro policías SWAT y tendré que ocultar mi verdadera identidad como sacerdote, para que no cunda el pánico.
Al llegar a California, me dirigí directamente a mi objetivo. Pronto me encontré con algunos transportes de policías especiales, coches patrullas, ambulancias, etc. La casa estaba muy mal. El comisario me presentó a los cuatro voluntarios: Jackson, el típico perfil de un soldado fuerte decidido a todo; Leandro, un cabo de segunda mano valiente pero con miedo; Robert, ya era especializado en este tipo de situaciones; y por último, Spencer, sargento del escuadrón.
La casa, más que una casa, era un edificio de pisos envuelto en plástico que conectaba con una entrada, también cubierta de plástico. Cuando entramos solo vimos una cosa que nos sobrecogió a todos: un charco de sangre, pero no cualquiera, parecía contaminada por algún tipo de virus; mientras los soldados miraban las esquinas, yo aproveché para coger un poco de esa sangre y echarle un poco de mi frasquito de agua bendita y provocó una reacción que yo me esperaba: la sangre empezó a arder: por aquí ha pasado el mal. Subimos a los pisos superiores y entramos en una habitación donde la soledad abundaba, pero no por mucho tiempo. Uno de mis hombres se adelantó, y de pronto, un niño, desnudo y deformado por el mal, intentó morderle, pero yo saqué a tiempo mi cruz de madera y se la enseñé al niño, que se quedó quieto mirando fijamente a la cruz. Pero Leandro, por el pánico, apuntó su escopeta contra la cabeza del niño y se la pulverizó con un disparo, desparramando los trocitos del cerebro y la sangre por el suelo.
- ¿Qué le has enseñado, quién eres en realidad, quién te envía? - me preguntó Leandro con pánico, confusión y miedo. Se lo dije todo y los demás policías se enteraron. Me pidieron que saliera del edificio al ser un civil, pero yo tenía que encontrar la sangre de una niña que estuvo o sigue poseída, pero, mientras discutíamos, otro problema estaba ocurriendo afuera del edificio.
Una pandilla de tres amigos, (dos de ellos hermanos) adolescentes, de los que se meten en peleas y van de botellonas, quería entrar en el edificio. Por supuesto, no les dejaron, así que buscaron otra ruta alternativa; abrieron la tapa de una alcantarilla y fueron hacia donde se encontraba el edificio. Como los policías también estaban en las alcantarillas y subieron rápidamente por la tapa que conectaba con el edificio. Entraron en una sala que parecía el almacén. De repente, encontraron una pistola junto a una caja, y en ese momento entramos nosotros; no solo nos sorprendimos al verlos, sino también por el arma que llevaban. Asustados, inmediatamente nos dijeron sus nombres: Enrique (propietario del arma), Francisco y Desi (hermanos). Nos encargabamos ahora de dos misiones: encontrar la sangre y proteger a los adolescentes.
De camino a la salida para sacar a los adolescentes, una silueta pequeña obstaculizaba. Soltó primero una risita de niña, pero mientras se reía su voz sonaba grave. Se acercó a la claridad y era la misma niña por donde corría la sangre que tanto apreciaba. Los niños se quedaron atrás llorando y los policías pusieron el láser de sus armas en la frente de la niña.
-Quieres mi sangre, ¿no, necio? -me dijo y se río, vomitó sangre y se abalanzó a los polícias. Escuché un grito de ayuda atrás, pero no le hice caso al sonido, tenía mi objetivo delante. Cuando me quise dar cuenta la niña había acabado con los policías de una forma inhumana. Luego me miró y dijo:
-¡Si quieres mi sangre, cogela!, -se me abalanzó a la velocidad del sonido y me quiso morder, pero tuve los suficientes reflejos como para ponerle la cruz en la boca. Con ese contacto y unas palabras más, se desintegró y cogí un poco del anterior vomito de la niña, sentía de todo: soledad, tristeza... el vomito parecía producir un gas como el humo de un tubo de escape de un coche y entre esa espesura, encontré algo que no tenía que haber encontrado, una foto de la niña antes de la enfermedad, con sus padres mirando las estrellas en una colina, y entonces me dije:
-Señor, ¿por qué me pones estos retos que no me puedo perdonar?

Alejandro Ignacio Ortiz 2º A

14 jun 2011


AMIGO ESPECIAL...

Buscamos,
pero no encontramos.
¿Dónde está escondido
aquel a quien llamamos
nuestro mejor amigo?

Solo hay uno verdadero.
Son escasos en el mundo...
Pocos tienen la suerte
de tener alguno.

Es aquel que me acompaña
en lo bueno y en lo malo;
es aquel que no me miente
aunque me haga daño.

En mis peores momentos,
solo algo me anima,
es oír esas palabras
y ver esa sonrisa.

Me quiere como soy.
No es necesario fingir,
nunca me va a fallar,
siempre estará ahí.

Irene Villarín Ramírez
3º C

12 jun 2011


La gimnasia rítmica no son solo 15 letras por ser... es un deporte que significa parte de mi vida. Es un deporte duro, dificilísimo y de muchas horas de trabajo, pero merece la pena, porque al final te llevas tu recompensa. Este deporte contiene ballet y danza, aparte del uso de aparatos como la cuerda, el aro, la pelota, las mazas y la cinta. La gente me dice que es una tonta manera de perder el tiempo cuando puedo estar en la calle o dedicarle el tiempo a otras cosas. Pese a eso, realmente estoy haciendo lo que a mí me gusta desde pequeña.
Se dice que es un deporte duro porque las entrenadoras te pueden decir de todo en milésimas de segundo y en los entrena-mientos cuando nos equivo-camos por una caída de aparato, o fuera del tapiz, etc., empiezan a reñirnos. Aun así, en los campeonatos te das cuenta de lo fabulosas y buenas personas que son, porque realmente lo dicen por tu bien, para que no te lesiones, no falles en una dificultad fácil y más cosas.
Y de mis compañeras, ni os cuento. Te dan su apoyo cuando más lo necesitas.Real-mente , no solo son ellas las que me apoyan en los malos momentos. Sara, Ana Belén, Rosa... Ellas sí que me dan energía para seguir adelante y no venirme abajo cuando las entrenadoras me dicen algo. Pero hay una que es mi mejor amiga: mi madre. Ella es la que me viste, me peina, me ayuda a decorar los aparatos, etc.
Lo mejor de todo esto son los campeonatos. Pueden ser campeonatos Provinciales; campeonato de Andalucía; campeonato Nacional y campeonato Internacional. Después de dos o tres horas diarias entrenando, llega ese día... El día en que esperas y te das cuenta de que esto es lo mejor del deporte. La verdad es que los primeros años siempre deseaba que por un micrófono sonara mi nombre y me dijeran que había ganado algún premio. Pero me he dado cuenta que lo de ganar da igual; lo importante es pasárselo bien, cosa que siempre hacemos las Mónicas, Andi, Elena y yo, lo hagamos bien o mal. Pero una de las cosas que también son muy bonitas es cuando salimos con esos maillots nuevos con tantas piedras (perlas) decoradas y pegadas. En cada campeonato llevamos uno distinto, nuevo, hecho por unas diseñadoras. Primero se inspiran en la música, y de ella sacan el diseño. Luego, lo decoran con unos dibujos pintados a mano y … el toque final lo dan nuestras madres ,pegando las piedras.
Las lesiones: pueden ser unas normales, de las que se curan, pero hay gimnastas que han dejado de ser una chica de su edad por no poder salir con tacones ni zapatos normales. Este tipo de lesiones son crónicas (que cada día duelen más).
Los premios que hemos ganados estos dos últimos años han sido: campeonas de Oso Panda (La Rinconada); campeonas del campeonato Internacional; subcampeonas de Andalucía; 37º campeonato de España...
Mi ídolo es Almudena Cid, española, quinta en las Olimpiadas de Pekín, ganadora de incontables campeonatos. Se apuntó a la gimnasia a sus 7 años y a los 13, la selección española la escogió para llevársela a Madrid un año y medio, porque era muy flexible. A sus 28 años hizo su último ejercicio también en Pekín. A otra gimnasta llamada Lidia Redondo también le ha escogido la selección española para ir a Madrid. Esta gimnasta es granadina.
Bueno, este es el famoso deporte de gimnasia rítmica. Como dice la gente: «Es que sois chicles». ¡Ja, ja, ja, ja!

Gloria Linares Jiménez
1º B

10 jun 2011

PREMIO DE DIBUJO DE ITÁLICA


Nuestro compañero Carlos Chacón (4º A) ha sido galardonado con el primer premio del certamen de dibujo y pintura con motivo del Cross Internacional de Itálica.

8 jun 2011

MÁS DE 600 EUROS


El pasado día 25 de febrero, tuvo lugar una actividad muy especial dentro de las celebraciones que se programaron con motivo del Día de Andalucía, experiencia reconfortante de la que nos ocupamos concretamente en un reportaje gráfico dentro de esta revista.
Efectivamente, hubo un evento que congregó a la totalidad de nuestro alumnado; una carrera solidaria que sirvió para concienciar a nuestros alumnos y sus seres queridos acerca de la importancia de la cooperación y ayuda al prójimo.
Los escolares, previamente al día de la prueba, se ayudaron de «patrocinadores» que abonaban una cantidad simbólica a cada uno de ellos, hasta un máximo de cuatro vueltas al circuito señalado dentro de las instalaciones del instituto.
Muchos alumnos incluso dieron algunas vueltas de más, y todo por una buena causa. Una vez recogidas todas las aportaciones a través de los tutores, la dirección del IES Joaquín Romero Murube consiguió reunir un total de 606’55 euros, que han sido enviados a la organización Médicos sin Fronteras, una ONG que aporta ayuda médico-humanitaria a poblaciones en situaciones de crisis, y a víctimas de epidemias, catástrofes naturales y conflictos armados de todo el mundo.
La experiencia, siendo la primera de estas caracterísitcas que se realiza en nuestro centro escolar, ha sido muy gratificante, y se espera repetir en cursos venideros.